Retrato de Papa Francisco.
“El Niño del poncho”. La obra es un óleo sobre lienzo, en el que se retrata al Papa Francisco.
C quien lleva en sus hombros al niño Jesús. En medio de una simple escena, ambos se encuentran en un ambiente matinal, con la luz y frescura del alba.
Jesús, lleva puesto un poncho rojo, atuendo tradicional de la zona rioplatense. Su cabeza se recuesta sobre el rostro del Papa, con serenidad, como si estuviera durmiendo, cansado de un largo viaje, pero a su vez con la confianza de quien “lo lleva”. Su mano parece acariciar levemente el rostro de Francisco, sujetando la cadena de la Cruz pectoral. Si bien es un gesto sutil, no es menor que Jesús sujete también la Cruz, ya que Él siempre está de forma imperceptible, ayudando a cargar nuestras cruces.
La imagen del Niño es claramente luminosa, pero una luz que no emana solo de él, sino del Espíritu que guía el caminar.
El rostro de Francisco es calmo y alegre, con la mirada puesta en el camino. La sombra de Jesús se proyecta sobre el rostro de Francisco. Esto tiene dos intenciones: que la mirada de Francisco está bajo la sombra de Jesús, es decir protegida; y da lugar a que el rostro luminoso sea el del propio Jesús.
Por lo general, sabemos que es Jesús quien nos carga, pero en esta ocasión somos nosotros y también en la persona del Papa, que llevamos a Jesús en nuestros hombros con Su Mensaje. ¡Cuánta confianza nos tiene Jesús para dejarse llevar por nosotros! Con su ternura, su calidez, su alegría, simpleza y frescura de niño, quiere sensibilizarnos y guiarnos. Pero también, ¡qué responsabilidad es cargar a un niño! También pasa así con Jesús, ¡qué responsabilidad es llevar correctamente su mensaje a la gente! Jesús, quien parece descansar silencioso en nuestros hombros en el largo camino, igual nos da la certeza de que siempre está para alegrarnos en la tristeza, calmarnos en la dificultad y recordarnos de que lo más importante que debemos transmitir de su Mensaje, es su eterno Amor.
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